¿Lo has pensado?
¿Alguna vez se te ha cruzado por la mente un pensamiento así?
¿Conoces a alguien que lo haya considerado?
En la sociedad actual, ha sido vertiginoso el aumento de personas – de diferentes edades- que experimentan desesperanza y que han tenido ideación suicida; es decir, pensar o considerar la idea de quitarse la vida.
No te conozco, no conozco tu historia ni tus circunstancias actuales; ignoro tus luchas y tal vez tus cruentas batallas con tus propios pensamientos y emociones destructivas. No tengo ni idea de cuáles han sido o están siendo tus problemas que genuinamente sientes que te superan. Si, no te conozco, pero Dios sí.
Tal vez, tú eres un sobreviviente de la violencia, de una quiebra económica, del abuso o de la soledad; o tal vez padeces una enfermedad emocional o mental. Tal vez tú eres un guerrero de la vida que has sentido que ya se extinguieron las fuerzas y quieres bajar los brazos y simplemente… rendirte.
La expresión “prefiero morir a tener que vivir así”, con la que inicia este artículo, la pronunció un hombre que creía en Dios y había visto milagros asombrosos en su vida.
Fue Jonás el que dijo esto y lo dijo dos veces, en medio de lo que pareciera ser una crisis de fe y una tormenta emocional. Parece contradictorio, ¿verdad? Creer y dudar. Parece contradictorio, pero no lo es.
Creo que una de las razones por las que el Señor nos permite ver en La Biblia tanta fragilidad y debilidad humana, es porque quiere que nos identifiquemos y comprendamos que TODOS necesitamos del socorro, la ayuda y el aliento de vida que sólo Dios puede darnos.
Las estadísticas nos dicen que cada vez son más las personas que piensan en quitarse la vida, las que intentan hacerlo y las que finalmente lo hacen. Las frías estadísticas no alcanzan a mostrarnos las cifras reales de las personas que entran en este espiral emocional descendente que los lleva vertiginosamente al fondo de un abismo que los hace atentar contra su propia vida.
Las frías estadísticas tampoco nos cuentan el dolor, la angustia y el miedo por el que pasan estas personas. Por eso, nos atrevemos a hablar de este doloroso y sensible tema que ha tocado directa o indirectamente a muchas familias: el Suicidio.
Y lo hacemos con profundo respeto y haciendo una venia de empatía ante las personas que de una u otra manera han sufrido por este flagelo.
¿La intención? No es censurar, ni juzgar, ni siquiera enseñar. La intención es traer esperanza a los corazones afligidos por el dolor y rotos por el deseo de no querer.
Hoy quiero dejar en tu corazón algunas certezas sobre la vida, con la esperanza de que el autor de la misma, traiga aliento y fuerzas renovadas para continuar el camino.
Te dejo algunas verdades de la Escritura:
- Dios es el creador y sustentador de la vida.
- Todo ser humano que camina sobre este planeta, tiene derechos de autor. Dios lo creó, lo sustenta y lo puede socorrer de maneras inimaginables, más allá de nuestro entendimiento.
- Dios es infinitamente más grande que tu dolor o tu angustia. Habla con Él, invoca su nombre y permite que su presencia lo cambie todo.
- Siempre habrá una salida, ¿No me crees? Pregúntale a Jonás, a Job a David, a Pablo, pero, sobre todo, pregúntale a Jesús, que venció la muerte y nos dejó como evidencia, una cruz y una tumba vacía.
Quiero hablar a los corazones atribulados, a los que se sienten abrumados con la idea de que la muerte es la única salida para superar las desafiantes circunstancias. Quiero recordarles que el autor de la vida tiene el amor y el poder para devolverte el deseo de vivir y caminar a tu lado en las sendas dolorosas. El poder de Dios es mucho mas grande y profundo que cualquier abismo de pena o desesperación.
Esta es una invitación a buscar ayuda y auxilio en el que creó la vida y nos enseña cómo vivirla, aún cuando duela tanto y cuando no haya ganas de seguir adelante. Esta es una invitación a venir a Cristo y encontrar en Él y en su sacrificio, el verdadero sentido y propósito de su contundente declaración cuando dijo “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Juan 14:6).En él está tu vida, en él está tu paz y la respuesta a todas tus preguntas.
Ibaguereña
Trabajadora Social – profesora de secundaria
Casada desde hace 17 años con Diego Rodríguez, a quien acompaña en el ministerio pastoral en la iglesia La Vid en Ibagué. Tienen dos hijas: Sofía y Gabriela.