Él lo hizo primero

¿Alguna vez te has preguntado si el amor existe?, ¿si eres importante o valiosa para alguien? ¿Has dudado de si te han amado?   Aquí está tu respuesta: en su amor están todas las respuestas.

En la primera carta de Juan capítulo 4: 19 dice: “Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero.”.  No sé tú,  pero yo me siento asombrada del amor de Dios; no fuimos  nosotras las que decidimos amarlo, fue él quien dio el primer paso.

Escucha de nuevo, escucha con tu corazón: “Nosotros le amamos a Él porque él nos amó primero”, esta poderosa verdad bíblica nos recuerda a ti y a mí que:

  • La idea inicial de amarnos fue de Él
  • La iniciativa de atraernos hacía Él fue suya
  • El primer paso en nuestra relación con Él…  lo dio Él
  • Él nos escogió, Él nos eligió, ¡Él nos amó primero!

Así que cualquier cosa que tú y yo hagamos en Él o por Él es simplemente una respuesta a su asombrosa  gracia, porque Él nos amó cuando no teníamos nada para ofrecerle, cuando estábamos muertas en nuestros delitos y pecados y cuando estábamos en bancarrota espiritual.

Sí, cuando éramos difíciles de amar… entonces Él nos amó, de pura gracia y por el puro afecto de su voluntad.

Tal vez en tu historia personal te han exigido muestras de amor, te han dejado de amar o te han reclamado por no saber amar; pero en esta historia, en tu historia de redención, es diferente.

Es diferente porque el amor de tu vida, el redentor de tu alma te amó sin pedirte nada a cambio: ninguna prueba, ningún merecimiento; no tuviste que ganarte su amor, simplemente Él te eligió y te amó primero. Antes que supieras de Él, antes de conocerle, literalmente desde antes de la fundación del mundo te miró, te eligió y te amó.

“Nadie puede venir a mí si el padre no lo trae” dijo Jesús, ¡Qué gran noticia! Y ¡qué gran golpe a nuestro ego! No tuvimos que hacer nada, no fue por ser buenas, no fuimos nosotras las que vinimos; si estamos en Cristo, es porque el Padre nos trajo, porque nos amó primero.

¿No te parece asombroso su amor? Nos amó cuando lo único que teníamos para darle era nuestro pecado y nuestra vergüenza, pero Él, que es grande en misericordia, nos amó y nos amó tanto, que entregó a su hijo por nosotras, nos dio a Jesús como sacrificio y como la mayor muestra de amor que jamás nadie podrá superar.

¿Amas a Dios? Qué bien, pero si hoy puedes hacerlo, es porque Él te amó primero a ti, no lo olvides.  Nunca olvides que por haberte amado primero estás capacitada para amarlo a Él y a los demás.

Así que,  la próxima vez que pienses que alguien es difícil de amar o que no se merece tu amor, recuerda esto: Dios te ha capacitado para dar el primer paso en amar, para tomar la iniciativa  en amar a los que tal vez en tu propia opinión  no lo merecen o no han hecho méritos para ser amados, porque esos tal vez son los que más lo necesitan.

Permíteme preguntarte: ¿Qué crees que pasaría si todos los que hemos sido amados por Dios también amáramos como Él lo hizo, como lo hizo Jesús: de pura gracia, con sacrificio, entregándolo todo, perdonándolo todo, dando el primer paso y tomando la iniciativa? ¿Qué pasaría si como Jesús lo hizo, amáramos primero?

Te invito a amar. A amar primero, sin prejuicios, sin esperar nada a cambio, te invito a amar al que no tiene nada que ofrecerte de vuelta, así como un día tú y yo fuimos amadas de pura gracia. Y por favor no olvides, que si hoy lo amas, que si hoy amas a alguien es simplemente porque Él te amó primero.

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