Prácticas saludables para madres multitareas

Durante este tiempo de confinamiento nuestra vida familiar ha cambiado por completo. Como madres hemos aprendido a multiplicarnos aún más de lo habitual entre el trabajo, la casa, el colegio virtual, la iglesia, la relación de pareja, en fin, así se pasan los días, y  en medio  del afán y las múltiples ocupaciones, se puede  desdibujar y agotar nuestro valioso llamado a la maternidad. Para animarte en esta maravillosa vocación, quiero recordarte algunos consejos de la palabra que hemos de aplicar en el día a día con nuestros hijos.

  1. Establece rutinas: Hay un tiempo para todo. El Rey Salomón en el libro de Eclesiastés nos muestra la importancia de dar a cada actividad un tiempo apropiado. Él  sabía que como seres humanos somos cíclicos y la rutina nos enmarca y nos ayuda. Establecer rutinas será aún más importante para nuestros hijos en tiempos de cuarentena, donde los días y las horas son confusos por el confinamiento; por eso te recomiendo que tengas una rutina que se adapte a las necesidades y particularidades de tu familia.  Ponla en un lugar visible para tus hijos, cámbiala diariamente, si es necesario. Verás que esto ayudará a tus hijos a tener una dinámica sana en este tiempo. No olvides que es muy importante que los niños se acuesten temprano, pues esto es benéfico para su salud y desarrollo
  2. Dales seguridad: Esta semana mi hija de 3 años me sorprendió con un dibujo que hizo donde se pintaba ella al lado de un virus gigante que la iba a enfermar.  Como adultos transferimos nuestras angustias y temores a nuestros hijos, aun cuando no se las verbalicemos; por ello es importante darles seguridad en el confinamiento. El  salmista nos afirma cuando dice: “Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestra ayuda segura en momentos de angustia” (Salmos 46:1), es así como la seguridad que damos a nuestros hijos no proviene de nosotras, sino del carácter de Dios,  nuestro ayudador en tiempos de incertidumbre; aprende a ser una madre que  vive la fe con sus hijos.
  3. Mantén un tiempo devocional con tus hijos: En Deuteronomio 6:7-9 Dios da una instrucción al pueblo de Israel y le recalca la importancia de hablar la palabra de Dios a los hijos en todo tiempo, cuando se levanten  y cuando se acuesten. El Señor sabía que como seres humanos olvidamos fácilmente, por eso debemos tener la palabra de Dios en nuestra vida diaria y combinarla con una vida de oración que nos lleve a depender de Dios. Dentro de la rutina diaria no olvides orar y leer la Biblia con tus hijos. Este tiempo es fundamental para dialogar y llegar al corazón de tu hijo con la palabra de Dios.
  4. Pasa tiempo con ellos: “Los hijos son una herencia del Señor, los frutos del vientre son una recompensa” (Salmos 127:3 ). Soy consciente que en  estos días intensamente agotadores, el deseo de salir corriendo para huir de la maternidad  ha tocado a tu puerta, pero quiero animarte a pensar en que estos tiempos  pasarán y nuestros hijos crecerán, así que pídele al Señor que te permita disfrutar con ellos, pues en medio de las ocupaciones es posible perder estos tiempos.  Saca un tiempo diario para jugar con ellos, bajarte a su nivel y compartir de las cosas sencillas que ellos hacen; escúchalos y ámalos.
  5. Escucha su corazón:  Mi hija de tres años estaba armando una hermosa torre con cubos de madera hasta que su hermano de un año llegó, y en un arranque se sintió Ralph el demoledor y destruyó su obra. Al ver su trabajo hecho trizas, la reacción de ella fue pegarle a su hermano con un cubo y en ese momento está mamá para intervenir. Como mamá tengo dos opciones: corregir la conducta, es decir, apelar a la manera como debería comportarse y reaccionar cada uno; o la segunda opción presentada por el evangelio: recordar las palabras de Jesús en Mateo 12:35“El que es bueno, de la bondad que atesora en el corazón saca el bien, pero el que es malo, de su maldad saca el mal”.  Sé una madre que observa atentamente, escucha más allá de las reacciones y comportamientos de tus hijos, y no te canses de apuntar al corazón. Diariamente te vas a encontrar con conductas incorrectas de tus hijos que reflejan su corazón de pecado. Pídele al Señor su sabiduría en cada oportunidad para predicarles el evangelio, llevarlos a Cristo  y pedir su perdón y  gracia.

 

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