Tal vez muchas hemos escuchado esta ilustración sobre el compromiso: un cerdo y una gallina que querían hacerle un desayuno especial al granjero y decidieron hacer huevos con tocino. La gallina aportó un huevo y el cerdo puso la vida en ello. Este cuento vino a mi mente hace unos días, cuando reflexionaba sobre mi vida en Cristo. Creo que podemos asumir la vida en Cristo de dos maneras, pero solo una es conforme a la palabra.
Reconozco que he sido simpatizante de la causa cristiana y que al haber sido criada en una familia que me hablaba de Dios desde pequeña, me he sentido cómoda en la iglesia, hablando de la fe y compartiendo en escenarios donde se comparte de Dios y el evangelio, pero ciertamente he guardado para mí ciertos aspectos de mi vida en los que sigo creyendo que soy yo la que mando. En el caminar con Cristo me ha costado soltar, entregar y depositar toda, TODA mi confianza en Él. En conclusión, he puesto muchos huevos, pero poco tocino.
Y a esto no es a lo que nos manda la palabra, no nos dice: “ven cómodamente a Cristo, haz amigos y siéntate tranquila en la iglesia, guarda para ti algunos aspectos de tu vida y sigue creyendo que tienes el control”, no. Nos dice el mismo Jesús en Mateo 16:24 “Si alguien quiere ser mi discípulo, tiene que negarse a sí mismo, tomar su cruz y seguirme”. Pero ¿qué significa negarse a sí mismo? ¿cuál es la cruz que debemos tomar? y en especial ¿cómo seguir a Cristo?
Bueno, lo primero es que no se trata de ti ni de mí, pues no podemos hacer nada en nuestras fuerzas y esto lo vemos a lo largo de toda la Biblia en la que se nos muestra desde Génesis hasta Apocalipsis que Dios crea el universo y todo lo que hay en él, que Dios tiene un plan para toda su creación en el que Jesucristo, uno con el Padre, muere en la cruz como obra redentora por tí, por mí y por todos los suyos. Entonces, si Dios ha hecho todo esto sin tí y tu ayuda ¿por qué te empeñas en seguirte preocupando por todo?, ¿qué comerás?, ¿qué beberás?, ¿dónde trabajarás?, ¿qué harán tus hijos? Jesús también nos dijo en el hermoso sermón de la montaña registrado en Mateo 6 que por nada debemos afanarnos y Pablo en Filipenses alienta la iglesia a caminar confiados así: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias”.
Este último versículo nos da una pista muy importante de lo que es verdaderamente confiar, depositarse y creer en Cristo; tomar la cruz y seguirlo. Nos dice que llevemos todas las peticiones a Dios en oración y ruego y además nos dice que con acción de gracias.
En conclusión, no hay una fórmula exacta y hay quienes dicen que no ven en la Biblia una porción que diga qué es llevar la cruz en su caso particular. Pero atención, porque la palabra de Dios sí tiene algo que decir a las mujeres casadas, a las solteras, a la jóvenes, a las viudas, a las mayores y en general a todos los seguidores de Cristo. Así que si llegamos al Padre con la buena voluntad de depositarnos completas en él, oramos para que sea él revelándonos a través de su Espíritu Santo en nosotros qué aspectos de la vida debemos entregar, mejorar o transformar y finalmente yendo constantemente a la Palabra con total seguridad y por su gracia, que es generosa y abundante, vamos a ser cada vez más como aquel cerdito que estaba dispuesto a dar su vida, es decir, a volcar todas nuestras energías, todo nuestro ser a ser más como Cristo y a darle la gloria a Dios.
Apasionada por compartir a Cristo.