Me impacta el incremento de la depresión en los últimos años. Este mal no respeta género, sexo, edad ni posición social. Entre los muchos estudios que se han hecho para tratar de ayudar al hombre con esta plaga emocional, se ha descubierto que uno de los desencadenantes es el agotamiento.
Si eres una mujer creyente y has tenido que enfrentar esta realidad en tu propia vida, o has visto a otros cristianos luchando con ella, podrías hacerte muchas preguntas: ¿Puede un cristiano sentirse deprimido? ¿Es pecado la depresión? ¿Afecta a tantas personas, inclusive a creyentes consagrados y maduros en la fe? Aunque es difícil entender cómo personas con fe en Cristo puedan atravesar por tiempos de depresión y agotamiento, la palabra del Señor nos deja el registro de hombres y mujeres que en algún momento de su vida enfrentaron esta dura realidad.
Hablemos de Moisés, un hombre escogido por Dios, gran hombre de fe, modelo a seguir para muchos creyentes hoy, un líder extraordinario que experimentó la depresión con gran intensidad, hasta el punto de quererse morir. ¿Dónde aparece en la Biblia este hecho? En Números 11:4-15. Moisés tuvo que liderar al pueblo liberado por Dios de la esclavitud egipcia y el trasegar con miles de personas en el desierto, escuchar y ser testigo diario de la desobediencia y las quejas constantes, lo lleva a sentirse abrumado por el peso de la responsabilidad. Esta condición lo deja en un estado de cansancio, soledad, extenuación y desfallecimiento en su espíritu.
¿Nos revela la Biblia a través de la vida de Moisés una manera de lidiar con esos momentos de agotamiento en nuestras vidas? Nuevamente la respuesta es afirmativa.
Moisés no abandonó la tarea encomendada por Dios, no fue a buscar refugio en los líderes del pueblo ni en las posibles estrategias que podría trazar para solucionar los problemas y así salir de su estado. Moisés acude a Dios y tiene un diálogo bastante honesto con él. Si vas al texto, podrás fijarte en los por qué de Moisés a Dios. Esos por qué tienen un tono netamente depresivo. Moisés necesita vaciar su corazón con aquel que lo llamó para la tarea, y su conversación tiene un efecto liberador. Si estás pasando por tiempos de agotamiento, ve al Señor y recibe su libertad al vaciar tu corazón.
Otro asunto que no podríamos pasar por alto al estudiar este tema es la carga de Moisés al sentir su gran responsabilidad con su pueblo. Él le dice a Dios “me obligas a cargar con todo este pueblo; yo solo no puedo con este pueblo, es una carga demasiado pesada para mí”. ¿Estaría acaso Moisés pensando que el Dios que le encomendó la tarea lo había dejado solo y su alto sentido de responsabilidad le obligó a echarse a cuestas una labor tan titánica? Bien haremos en meditar en este punto, pues muchas veces nosotras podríamos sentir que el efecto de la tarea que Dios nos delega es nuestro y perdemos de vista que el resultado y la meta dependen de Dios y no de nosotras.
Para terminar, alabo al Señor por su amor al escucharnos decirle cómo nos sentimos, aunque nuestra protesta sea tan enérgica como la de Moisés; él tiene la paciencia para oírnos, nos comprende y no nos reprocha al escuchar cómo nos estamos sintiendo. Además de esto, envía ayuda práctica. Para Moisés, representó que Dios llamara a 70 ancianos de Israel sobre los cuales puso el mismo espíritu de Moisés para que le ayudaran a llevar la carga que significaba el pueblo de Israel. Ese Dios no ha cambiado, él puede enviarte ayuda práctica a tu vida. Puede enviar a otros para aliviar tu carga, así que pide y espera su ayuda y cuando llegue, alaba a Dios y no te resistas a recibirla.
Descansa en el Señor y cree que él puede socorrerte aun en los días de mayor agotamiento.