Porque un niño nos es nacido

Se acerca la tan anhelada noche del 24 de diciembre, especialmente para los niños, quienes esperan con ansias que el reloj marque las doce de la noche  para abrir sus regalos de navidad.

En nuestra tradición colombiana, los niños esperan los regalos que trae el niño Jesús. Pero no son sólo ellos, sino también los adultos, quienes parecen evocar en navidad  la figura del Dios encarnado en la tierna imagen de un bebé pequeño, indefenso y  pobre.

Esa cosmovisión latinoamericana de la Navidad y de Jesús, la podemos observar en los villancicos cantados por esta época: todos ellos hablan de un niñito pequeño al que todos prestan atención; y por su vulnerabilidad es objeto del cuidado y la ayuda de todos.

Lamentablemente debo decir que esta es la Cristología con la que nos hemos quedado, no únicamente en Colombia, sino también en América Latina.

Nuestra cristología adolece de una imagen completa del Cristo de las Escrituras. Es verdad, Cristo vino al mundo como un tierno niño, nacido de una virgen en un pesebre; así lo menciona el profeta Isaías en el capítulo 9:6 “Porque nos ha nacido un niño, se nos ha concedido un hijo”.

Pero la Biblia nos habla mucho más de la encarnación de Cristo: nos habla de su vida, muerte, resurrección y glorificación.

Él nació como un niño, pero creció, vivió una vida perfecta, murió en la cruz, al tercer día resucitó y hoy está sentado a la derecha del Padre en gloria, poder y autoridad.

Así que la pregunta que hemos de hacernos en  navidad es ¿Quién es Jesús para ti? Porque dependiendo de la respuesta te acercarás a Él.

Si lo ves como un tierno niño, pobre e indefenso, no podrás confiarle a Él los problemas y el gobierno de tu vida.

Si la imagen que tienes de Cristo es la de un pobre hombre al que lastimaron y asesinaron en una cruz, te acercarás a él para ayudarlo, porque en esas condiciones, el nazareno jamás podrá ayudarte en las encrucijadas de tu vida.

Isaías nos amplía la Cristología en el capítulo 9 de su libro: “la soberanía reposará sobre sus hombros, y se le darán estos nombres: Consejero admirable, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz. Se extenderán su soberanía y su paz, y no tendrán fin.

Gobernará sobre el trono de David y sobre su reino, para establecerlo y sostenerlo con justicia y rectitud desde ahora y para siempre” (Isaías 9:6-7). ¿Te das cuenta de la imagen completa presentada por el profeta que enriquece nuestra visión de Cristo?

El niñito no quedó meramente como un niño en la esfera humana, Él es el Soberano, es Rey y gobierna con justicia y rectitud, tiene autoridad, es fuerte, existe por siempre y trae la paz.

En esta visión de Isaías se nos anima a acercarnos a Cristo Jesús, el Rey de Gloria, rendir nuestra vida a su gobierno, y entregarle todo nuestro ser confiadas en que Él es suficiente y capaz para gobernarnos y guiarnos.

Mi oración y deseo para ti en esta Navidad es que te acerques y celebres al Cristo de las Escrituras, no al Cristo refundido y entregado por nuestros conquistadores españoles y portugueses.

Cuando conoces a Jesús tal y como Él se presenta en la Palabra, tu confianza en Él aumentará, te acercarás a Él en rendición, convencida de que tu vida está en las manos de un rey que es bueno, sabio y poderoso, y te unirás a los ángeles y pastores para alabar y glorificar a nuestro Salvador que trajo al mundo reconciliación, perdón y buenas noticias.

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