Una cosa sé: ¡Dios está de mi lado! (Salmo 56:9). Qué bonito es pensar en estas palabras y decirlas cuando todo en la vida va bien, cuando las metas, sueños y expectativas se cumplen. Si pasáramos de largo la realidad vivida por el salmista cuando escribió estas palabras, pensaríamos que se encontraba en los mejores días de su reinado, descansando en palacio, siendo atendido por todos sus siervos, pero no, este no era el caso de David. Al momento de pronunciar estas palabras, pasaba por un momento terrible en su vida, ya que era perseguido por sus enemigos. Su vida estaba siendo amenazada, las conspiraciones en su contra aumentaban. ¿Cómo puede un hombre en esta situación tener confianza y paz? ¿Cómo puede estar seguro de que Dios está de su lado?
El Salmo 56 me ha hecho meditar mucho, sobre todo en este último año de mi vida que ha sido algo atípico desde que me casé. Nunca antes habíamos vivido con mi esposo tantas aventuras y desafíos: embarazo de alto riesgo, parto prematuro, UCI neonatal, hospitalizaciones, diagnósticos médicos inconclusos e inquietantes, cirugías con complicaciones, largas incapacidades, dolores, desempleo, entre otras cosas más; y para ser honesta, no fue hasta que un tercero lo mencionó, cuando me percaté de cuántas situaciones habían sucedido en tan corto tiempo
Pensarás que podía estar abrumada en medio de tantas situaciones, pero para mi propia sorpresa recibí una gracia especial del Señor, probablemente una similar a la que recibió David, porque por pura misericordia nos permitió vivir cada día a la vez. Para nosotros eran circunstancias difíciles, pero cada una de ellas era sobrepasada por la gracia de Dios derramada en provisión, fuerza, sanidad y un increíble apoyo de nuestra comunidad de fe. Puedo decir que en esos días difíciles vi la mano del Señor obrando de diferentes maneras, desde las fuerzas que nos dio para acompañar a nuestro bebé recién nacido durante 10 días de hospitalización, hasta proveer personas que estuvieran acompañándonos en todos los procesos; de hecho, ese tiempo me produjo un profundo gozo, porque pude vivir la iglesia como nunca antes en mi vida, pude ver a muchas personas movilizarse para que nada nos faltara, y agradezco cada detalle de la gracia de Dios y de mis hermanos: la pizza que llegó a mi casa luego de pasar un día entero en la UCI, el parqueadero que nos prestaron al lado del hospital, las amigas que fueron a hacer aseo en mi casa y cuidaron a mi hija, el seguro médico que le dieron a mi hijo para que tuviera una mejor atención; todo eso es sólo un poco de lo que el Señor y su iglesia hicieron por nosotros.
Hoy puedo hacer mías las palabras del salmista: Una cosa sé: ¡Dios está de mi lado! pues he podido tener confianza y paz en cada momento difícil, así como la tuvo el salmista, solo al saber que Dios está conmigo; él ha estado aquí todo este tiempo, nos ha cubierto con sus alas a través de su iglesia, cada persona ha sido una pluma cubriendo nuestras aflicciones, dolores y sufrimiento, llevando nuestras cargas y reduciendo nuestra aflicción. Aún seguimos pasando por circunstancias difíciles, pero nuestra mirada es diferente, hemos aprendido a buscar en el Señor la fortaleza y paz para enfrentar diagnósticos difíciles y hemos hallado en la iglesia una familia a la cual acudir en momentos difíciles.
Gracias a Dios por su abundante amor y gracia que me invitan a confiar cada día más en su fidelidad; gracias al Señor por su iglesia, por darnos ese hermoso regalo para pastorearnos, acompañarnos y ayudarnos a crecer en la fe diariamente.
¿Qué de ti? ¿Estás pasando por esos días en que percibes el peligro a tu alrededor? Es mi oración y anhelo que busques al Señor y halles en él descanso y seguridad, pues aún en los peores momentos Dios tiene el control y te dará la gracia necesaria para atravesar los tiempos difíciles. No te ahogues sola, busca una iglesia, acude a una comunidad de creyentes y pide apoyo, pues seguramente experimentarás el respaldo y la sanidad del Señor a través de su cuerpo. Y que en medio de esta dura temporada puedas decir: Una cosa sé: ¡Dios está de mi lado!