“Y todos fueron llenos del Espíritu Santo… Y la multitud de los que habían creído:
era de un solo corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común… así que no había entre ellos ningún necesitado; porque todo los que poseían casas, o heredades, las vendían, y traían el precio de lo vendido, y lo ponían a los pies de los apóstoles; y se repartía a cada uno según su necesidad”. (Hechos 4:31-37)
Es maravilloso todo lo que puede vivir, pensar, sentir y hacer una iglesia llena del Espíritu Santo. Es un verdadero milagro renunciar a nuestro yo, a nuestras comodidades y a nuestro bienestar propio para pensar en el bienestar de nuestros hermanos en la fe. La esencia del evangelio tiene una palabra: AMAR. Amar a Dios y amar a nuestro prójimo. En una iglesia sin amor no hay una realidad del evangelio. En una iglesia sin amor no hay un verdadero discipulado. En una iglesia sin amor no hay exaltación a Cristo. En una iglesia sin amor no hay santidad. En una iglesia sin amor no hay llenura del Espíritu.
La oración por la llenura del Espíritu Santo para la iglesia del Señor es la oración y la actividad más urgente y más necesaria que debemos hacer como parte de su iglesia. Y hablo de actividad porque a veces nos cuesta entender que hay más frutos en nuestras vidas, en nuestras familias, en nuestro ministerio y en la vida de la iglesia, desde la oración y la dependencia de la obra del Espíritu, que, sin ella, por mucho que hagamos y por mucho que nos esforcemos. Servimos al Señor cuando estamos orando.
Por muchos años he tenido en mi corazón una petición por la que he clamado al Señor y es que traiga a la iglesia un avivamiento de amor por Él y si lo amamos a Él, podremos amar genuinamente a los demás.
Oración
Padre, llena a tu iglesia con tu Espíritu Santo, y que desde tu llenura podamos glorificarte con:
– NUESTRA UNIDAD: Un solo corazón y una sola alma.
– NUESTRA COMUNIÓN: En común acuerdo contigo para ser misericordiosas con otros.
– NUESTRO AMOR: Un evangelio de amor práctico y vivencial.
– NUESTRO ENFOQUE EN CRISTO: No enfocadas en lo terrenal sino en Cristo. Desprendidas de todo para estar unidas a Él.
– NUESTRAS VIDAS PARA LA GLORIA DE DIOS. Vidas que se consuman para la gloria de Dios.
Señor, ayúdanos a cumplir tu llamado de amarte con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma, con toda nuestra mente y con todas nuestras fuerzas, y a nuestro prójimo, con amor incondicional.
Llamado
Somos llamadas a agradar al Padre como lo hizo Jesús, con un corazón lleno de amor. Y solo podremos tener este amor desde la llenura del Espíritu, Él es quien lo produce en nosotras, pues el amor es su fruto.
¡Que como mujeres te adoremos desde un corazón lleno de amor!