EL ESPÍRITU SANTO Y EL HABLAR DEL CREYENTE
El Espíritu Santo habló por la boca de David lo de la traición de Judas y así ocurrió. Hechos 1:16
El Espíritu Santo habla a través de sus siervos y quiere usar sus labios para anunciar los mensajes de Dios. David, y muchos hombres y mujeres del Antiguo y Nuevo Testamento, fueron usados para llevar el mensaje del Espíritu Santo. En Jesús encontramos una disposición para ser guiado en todo por el Espíritu. Jesús es el modelo perfecto de un siervo rendido a la obra del Espíritu y a la voz de su padre. Para ser mujeres siervas de la obra del Espíritu y permitir que Él hable a través nuestros labios, necesitamos crecer con un corazón como el de Jesús.
– Mujeres que amemos la voz de Dios, que nos acerquemos diariamente a su Palabra y que crezcamos en discernir la voz del Espíritu.
– Mujeres que nos rendimos a la palabra de Dios y a la voz de su Espíritu para obedecerla y vivirla.
– Mujeres que rendimos primeramente nuestro corazón al control del Espíritu para que nuestro hablar también esté controlado por Él.
– Mujeres que al hablar siempre edifiquemos, animemos y consolemos a otros, porque permitimos que sea el Espíritu Santo quien dirija todo nuestro hablar.
ORACIÓN
Jesús, tú quieres enseñarnos a ser instrumentos de tu Espíritu Santo a través de nuestra vida y de lo que hablamos. Pero Señor ¡cuánto pecado hay en nuestras bocas! Muchas veces hay queja, juicio, murmuración, deshonra a otros con comentarios inapropiados, hablamos exagerando o minimizando, según sea nuestra conveniencia, y son muchísimas las veces que somos imprudentes al hablar en lo que decimos, en cómo lo decimos, en cuándo lo decimos, en dónde lo decimos y a quién lo decimos. Muchos de nuestros pecados se hacen presentes cuando hablamos, reflejando un corazón que necesita con urgencia ser rendido al control de tu Espíritu Santo.
Señor, si aprendemos a escuchar la voz de tu Espíritu y permitimos ser más llenas de él, hablaríamos más de ti y menos de nosotras. Señor, ABRE nuestros oídos a la voz de tu Espíritu Santo, ABRE nuestra boca a lo que tú quieres que hablemos, a lo que es tuyo y edifica y CIERRA nuestros labios a lo que no concuerda con tu corazón y a lo que tú no quieres que digamos.
Señor, ayúdanos a ser mujeres que te honren desde lo que hablamos. Que seamos llenas del poder transformador del Espíritu y que tengamos el dominio propio para callar cuando debemos callar y para hablar lo que debemos hablar, como lo debemos hablar y cuando lo debamos hablar. Ayúdanos a que lo que hablemos sea siempre para edificar, para animar, para consolar, para afirmar, para instruir en amor, para confirmar en la fe. Que tu Espíritu dirija nuestras palabras y nuestra actitud al hablar para que Jesús sea siempre honrado.
Señor, pero para poder hablar lo que tú quieres y lo que está de acuerdo con tu corazón y tu palabra, necesitamos crecer más y más EN ESCUCHARTE Y ESTAR CONTIGO. Padre, llama a nuestro corazón y a nuestra alma a buscar tu rostro, permite que nuestros oídos se despierten cada día para escuchar tu voz y que nuestra boca sea un instrumento útil para hablar lo que viene de tu Espíritu Santo.
LLAMADO
Decide honrar al Señor con lo que hablas. Si es necesario, haz un ayuno de quejas, de críticas, de juicios. Comienza a practicar la disciplina espiritual del silencio. Habla solo lo que edifique. Entrega tu corazón y tus labios al Señor para que seas un instrumento del Espíritu Santo y puedas bendecir a otros con sus palabras.